Si estás leyendo este artículo, probablemente has cuestionado el poder, el impacto de tu opinión, tu voz y tu presencia en la sociedad. Esto es un dilema más viejo que el tiempo para todo aquel quién transcurra los años juveniles de la adolescencia hasta la adultez temprana. El entender nuestro rol en nuestras comunidades es parte de un proceso de realización individual que está grabado en nuestro ADN. Parte de este rol es, indudablemente, ideológico, político y/o social, por lo cual no es difícil comprender porqué los jóvenes han liderado la mayoría de los movimientos y grandes luchas desde inicios del Siglo XX.
La historia del activismo juvenil es una de perseverancia, inmensos éxitos y duras derrotas. Sin embargo, todas tienen algo en común – son revolucionarias. Enfocan su objetivo en desmantelar el status quo e inyectar sangre nueva a sistemas usualmente obsoletos. No hay problema social que no ha sido influenciado por activistas juveniles, sea la lucha en contra del autoritarismo en Tiananmen Square en 1989, la resistencia a la indiferencia del Apartheid en Sudáfrica a inicios de los años 60 o incluso, el perseverante movimiento del activismo climático.
Fridays for Future es otro ejemplo de un síntoma de la ansia juvenil que despertó a millones de personas. La actualmente famosa, Greta Thunberg decidió un 20 de agosto del 2018 protestar enfrente del Parlamento sueco en contra de la ineficacia de dicho gobierno por incumplir con las reducciones de emisiones de carbono ya establecidas en el Acuerdo de Paris. Esta acción, por simple que se pudiese describir, creó conciencia en la población y una plataforma para empezar un movimiento global de cambio y liderazgo climático. Al día de hoy, la presencia de Fridays for Future en más de 150 países ha presionado a políticos locales como a organizaciones globales a acatar con sus promesas.
Si se quiere hablar de ímpetu político y cambio de paradigmas, se debe mencionar, por igual, a Sunrise Movement. Esta organización estadounidense enfocada al cambio climático ha encontrado éxito en un activismo exclusivamente político. Su primera acción con mayor visibilidad fue la “sentada” que realizaron afuera de la oficina de Nancy Pelosi, la Presidenta de la Cámara de Representantes de los EUA, enlistando a la congresista recién electa Alexandria Ocasio-Cortez como aliada en la lucha contra el cambio climático y enemiga de los políticos estadounidenses vendidos a los intereses de las compañías contaminantes. Esta protesta fue sísmica en cuánto al progreso del movimiento. Pocos meses después, Ocasio-Cortez junto al senador Ed Markey anunciaron la propuesta climática más completa y exhaustiva en la historia de los EUA. Desde entonces, Sunrise Movement se ha dedicado en su mayor parte a la preselección y acompañamiento de candidatos políticos que considera fieles a su causa. Este tipo de activismo tiene un solo propósito, hacer ceder la ventana de Overton y permitir la posibilidad de cambio político.
Sin duda, estas acciones por activistas internacionales sirven como un plano de acción y estrategia a jóvenes hondureñxs. Previos movimientos nacionales críticos del poder han resultado en el abuso, denigración y hasta desaparición de los protestantes. Esto con el objetivo de limitar la fuerza de un movimiento juvenil unido. Por lo tanto, la creación de espacios de libre discusión y protesta son extremadamente necesarios para un sano ejercicio de nuestro derecho político al activismo.
Si deseamos como juventud tomar el rol de reformación y disrupción del orden establecido y así, darle a Honduras un respiro de aire puro, debemos reactivar el espíritu de protesta que yace en nuestra generación.
Por Carlos Lanza
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